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19/2/14

Lejos de Aquí

Dos amantes del monton ...
Capítulo 1 : Lejos de Aquí



(Imagen sacada de internet, del anime Karneval )

Cerré la puerta y prometí no volver jamás. Allí estaban los recuerdos y cosas que me hacían daño. Pensé por un segundo en los escasos momentos felices, y todos me conducían a mi habitación. Mi madre jamás me había respetado, me negaba y no aceptaba mi condición. Condición que yo mismo me negaba a aceptar. Mi padre ocupado en sus negocios abstraído de que su hijo estaba creciendo. Y un hermano mayor que realmente creía que con llevarme a burdeles  mi vida sexual cambiaria.  Lo único rescatable de todo esto había sido que los últimos dos años había escrito un libro y eso marchaba bien.  Parte de esté alejamiento era por ello, ya no podía seguir manteniendo en secreto que me gustaba escribir con seudónimo e identidad de mujer.  Lo hacía porque no quería que mi familia  se enterara de que amaba escribir historias románticas y eróticas.   Estaba harto de vivir en una mentira donde solo yo sabía la verdad. 
Llevaba mintiendo mucho tiempo y era hora de decir basta.  Me condene a mí mismo a soportar la humillación de una familia que no aceptaba que su hijo sea Gay.  Para ellos esto era una mala palabra.
Una familia religiosa y conservadora. Mi madre me llevo a varios médicos pensando que el milagro científico me quitara  lo afeminado, error.  Un colegio católico,  horas y horas de rezo hicieron pensar a mi madre que quizá allí me inculcarían que el gusto por aquellos del mismo sexo era un pecado. Error.  La aceptación nunca estuvo en su vocabulario. Y el mío comenzaba a confundirse. Soporte gran parte de toda esta mierda por respeto a mi hogar y a lo que creía que eran las cosas correctas. Porque realmente digamos que después de vivir con ésta gente llegaba un momento en que comienzas a creer en toda esa basura.
Pero todo cambio cuando al  cumplí diecisiete años y comencé la universidad. Estar alejado de casa y de la gente toxica me hizo darme cuenta que yo no era el error, que el error eran ellos. 
Volver a mi casa cada día me ponía los pelos de punta. Atravesar la puerta era lo mismo que entrar  al mismo infierno.
Soportarlos a diario me hizo encontrar el hogar en mi habitación donde allí solo podía ser yo mismo.   
Todo cambio cuando mi hermano me encontró besándome con el hijo de mi vecina, una mujer igual de conservadora que mi madre. La diferencia era que Luca ya no vivía en su casa,  pero ese fin de semana nos vimos.
 La golpiza que me dio,  hizo que todo cambiara; deje de hablarles a mis padres y a mi hermano. Todo se quebró, mi habitación pasó a ser solo mi casa y el resto un lugar desconocido para mí.  Por eso hoy después de un año de estar harto de toda esta mierda me marcho. La venta del libro ha ido perfectamente y con ese dinero podré tener la vida que quiero. Alejado de esta mierda.
Tomé el bolso y la mochila donde ya estaba mi notebook y alguno de mis libros favoritos. Dinero y una ilusión de dejar todo atrás.
No sabía dónde iría pero estaba seguro que era mejor que vivir con esta manga de locos.  Tomé el teléfono y solo sabía a quién tenía que llamar en estos casos. La única persona que soportaba mis locuras, alegrías y rechazos. Ella era la única de mi familia que conocía mis secretos.
Marque el número y no tardo más de dos campanadas en atender.  Escuchar su voz me tranquilizo.
     Doctora corazón, en que puedo ayudar— la risa comenzó a asomar por mi rostro, Leyre siempre tenía esa forma de hacerme sentir alegre.
     ¡Oh! Doctora… me gustaría verla ya mismo, mi corazón está roto y necesita arreglo.
     Espero que solo sea tu corazón, cariño  — su risa se coló por el parlante. — tonto, dime que ocurre  para que me estés llamando tan temprano.
     Ya sabes, aquí las cosas no dan para más… creo que es hora de irme. Estoy en la terminal de trenes y no sé qué hacer.
     Pues, creo que tú ya sabes que debes hacer— hizo una pausa como esperando mi respuesta — arrastrar tu trasero aquí conmigo. Es más creo que sería perfecto.
     ¿Tú dices? — por un segundo lo pensé y me pareció perfecto, pero luego medite y ella no estaba sola. Compartía la casa con cuatro personas más. 
     Sí, porqué ¿no?  .  Ya conoces a Amélie y ella te adora.  Ruth es un poco distraída pero le caes bien y Sophie nunca está en casa. Y esta la otra opción, ir de mama …  
     No, ni en joda… Está todo bien con la tía pero no quiero molestar. Y cuanto menos sepan dónde estoy,  mejor.
     Ya sabes,  que mama no habla con tu padre desde hace dos años. Eso no creo que cambie, mientras tu padre siga siendo un maldito carbón — hizo un pequeño silencio— perdón sé que es tu padre, pero mi madre no le perdona que sea así contigo.
     Lo sé… no tienes que decirme nada—
     Bueno entonces, ¿vienes o no? —
     Estás segura que las chicas no tienen problema de que las invada, ya sabes no quiero molestar. Menos en épocas de clases.
     Ni lo digas, nos hace falta una compañía masculina en casa— se mofo de mí como siempre— aunque esa persona masculina a veces parezca más femenina que yo— la carcajada no tardó en aparecer.  
     Eres perversa, pero lo haces apropósito porque sabes que contigo jamás me enojo.
     Son los privilegios de ser especial en la vida de alguien a quien amas. Vamos corta ya y ven que te espero con el café que te gusta. Y ya mismo llamo a los chicos ésta noche estamos de festejo. No siempre se tiene a una celebridad en casa.
     Shiii— la silencie— no le has dicho a nadie, ¿verdad? —
     ¿Qué cosa? ¿Qué eres mi primo gay y que eres condenadamente hermoso? ¿Qué escribes como mujer y que el libro esta primero en ventas?
     Todo eso y otras cosas, pero lo importante,  pero la cuestión aquí es el libro.
     No,  ¡qué va! Fue patético ver como dos de mis compañeras de clases leen tu libro y yo boquiabierta mientras ellas me cuentan lo genial que es. Pues claro que lo sé,  ¡ILUSAS! Es mi primo quien lo escribe.
     Hahaha— mi risa comenzó a sonar muy alto, tanto que la gente en el andén me miraba como diciendo ¡QUE CARAJOS! De que se ríe este imbécil. — escucha me tomo el tren de las 10 am en menos, de no se …—
     40 minutos estas aquí — finalizo ella
     Bueno entonces te veo en esos minutos—
     Ya estoy preparando el café—
     Ok, llevo los cupcakes que te gustan de esa tienda que está en el centro cerca de la estación.
     ¡¡Oh!! Por eso te amo, siempre me consientes.
     Sé cómo tratar a las mujeres.
     Si, deberías enseñarle a un par de imbéciles que conozco. Sobre todo a Tyler, bueno basta de charla. —
     ¡¡Uhh!!, escucho algo raro en tu vos, ¿me perdí de algo en estas últimas semanas? , tendré material extra para mi segundo libro.
     Cállate infeliz, ya te dije que no quiero que escribas sobre mí en tus libros.
     Puff!!!  Bue nos vemos en media hora. Ya llego el tren
     Adiós amore. Te veo en un rato
Corte,  sin dame cuenta la conversación había llegado a durar 20 minutos, los minutos justos que tardó en llegar el tren al andén. Me senté, saque los auriculares de mi mochila y puse mi IPod,  la batería de música que tenía cargada comenzó a sonar. La música que me ayudaba a escribir y a pasar gran parte de mis noches en soledad en mi vieja habitación. Saque el libro que tenía a la mitad y comencé a leer, sin duda Historia de dos Ciudades había comenzado a ser mi libro preferido. Ya lo había leído más de 10 veces y lo seguía amando. Me metí  en el libro cuando mi celular comenzó a sonar. Un mensaje de whatsapp apareció en la pantalla.
Y ahí estaba era Mark.
     Amor, hoy quiero verte— desde cuando me llama amor. Me pregunte.
     Hola, no estoy en casa, y creo que habíamos sido claros con eso de llamarme amor.
     Vamos, Eric, quiero verte… hoy no tengo guardia— Mark era como decirlo, mi pareja, mi chico, el que me cojia cuando él tenía ganas. Si eso último. Un Estudiante de medicina que había conocido en un bar.  Se me acerco porque creyó que era una mujer. Mi pelo largo rubio y mi contextura física delgada y con buen trasero parecía llamar la atención a los hombres heterosexuales. Mark no fue la excepción.
Recordar como lo conocí me producía un sentimiento desencontrado, entre odio y amor.
Esa noche yo había decidido salir con unas amigas de la universidad, en ese momento estaba todavía estudiando letras y de vez en cuando podía escapar de los sermones de mi madre para irme por ahí de copas con  Sara, una compañera de clases que ese año se había convertido en mi compinche.  No puedo justificar por qué pero ese año se me habían acercado más hombres heterosexuales. A algunos les había aceptado un trago y nada más y a otros no habían pasado más de mensajes absurdos de whatsapp o llamadas telefónicas. Pero Mark había sido diferente, no sé por qué pero algo en él me atraía. Serían sus ojos azules y ese pelo alborotado, su espalda grande y ese cuerpo torneado que se dejaba ver atreves de la playera negra que traía puesta. Se me acerco por la espalda, yo estaba apoyado en la barra bebiendo una cerveza negra, algo que amaba. Sara estaba entretenida con una chica,  al parecer hoy nos iríamos con algo de suerte los dos. 
     Puedo invitarte un trago— su voz me cosquilleo la nuca. Me di la vuelta, fue clara su sorpresa al encontrarse conmigo. No podía negar que ponerme pantalón apretado y un par de botas podían confundir a más de uno.
     Bueno si tú quieres— exprese, él se alejó espera, no voy a morderte— lo tome del brazo. El no parecía resistirse, se paró y volvió de nuevo a mirarme.
     Perdón no quería molestarte se sentó a mi lado, su mano se posó sobre mi mano. perdón es la primera vez que me acerco a un chico, pero realmente eres muy hermoso. — mi fuero interno dijo <“Si, claro… nunca te acercaste a un hombre, es tu primera vez”> — puedo parecer un imbécil quizá ya te lo dijeron. —por alguna razón que no me explicaba me gustaba este juego, y lo sabía jugar.
     No, realmente no — me sonreí como un idiota. — gracias por el alago, estaba tomando una cerveza— le dije
     Puedo invitarte una cerveza, o lo que quieras— dijo  casi en un susurro. De golpe su boca se había acercado más a mi oído y su aliento caliente me erizaban los pelos de la nuca. El Barman me miro y no pudo detener la guiñada de ojo. Ya me conocía, iba seguido al bar.
     Así,  que lo que quiera— lo dije, y luego me di cuenta que soné muy provocativo. Sonreí como un bobo y deje que  todo fluyera.
     Si, lo que quieras — se acercó tanto a mí que pude sentir su boca en el lóbulo de mi oreja— podemos ir a otro lado— era la primera vez que me atraía un desconocido, no sé qué era, pero me encantaba. Mire por un segundo a Sara y se la veía muy acaramelada con una chica y no quise molestarla. Tenía la llave de su casa y sabía que no le molestaría que utilizará.  Levante la vista y la mire, ella vio toda la jugada de Mark y sabía que estaba por irme con él, me hizo un gesto y supe que todo estaba bien. Lo mire a Mark y le mostré las llaves.
     Estabas listo, para irte, ¿no? — una sonrisa pícara, asomo por la comisura de su boca, en ese momento note que sus labios eran carnosos y realmente quería sentirlos contra los míos.
     Si— dije y se me escapo la risa. Estaba sorprendido de cómo estaba reaccionando.
     Vamos tengo el auto en la puerta— al parecer él estaba más preparado que yo.
Lo seguí y ambos salimos del bar, la hora había avanzado y era de madrugada. Él parecía apurado y antes de llegar al auto, me tomo por la cintura y beso tímida pero agresivamente mi cuello.
     Espera— dije en un gemido gutural,  me apoye contra el auto. Mark seguía pegado a mí, sentía como su cuerpo estaba caliente. Su lengua dibujaba líneas en mi cuello y yo comenzaba a contagiarme de su calor.
     No puedo, me excitas demasiado— estaba a punto de decirle, <“si lo noto”>. Me di la vuelta y le plante un beso. Su boca estaba dulce, el rose de su lengua con la mía me hacia estremecer. Su mano se posó en mi nuca pegando su cabeza más a la suya. Ya no me importaba nada. Apoye mi mano en su pecho y sentía su agitación, su respiración y eso me ponía más loco de lo que ya estaba. Alguien debía parar o todo quedaría como un show en plena vía pública. Me aparte como pude.
     No, aquí no— la cara de desconcierto de Mark quedo en evidencia. Estaba decidido a seguir, pero no a dar un espectáculo. Le sonreí y él me devolvió el gesto. —vamos
Subimos al auto y note algo de frialdad en él. Los primeros quilómetros se mantuvo callado hasta que comencé a hablar porque ya me irritaba el silencio.
     Y a que te dedicas— pregunté, de fondo sonaba una banda que conocía pero no recordaba su nombre.
     Estoy en el último año de medicina, ya estoy con las residencias— me contesto mirando la carretera, en ningún momento volteo a mirarme.
     ¿Ocurre algo? — no podía aguantar los silencios.
     No, nada es que me da un poco de vergüenza todo lo que acaba de pasar— no aguante la risa y la deje salir — no te rías — su rostro se enrojeció. Me acerque y acaricie su pierna. Quería transmitirle tranquilidad,  que supiera que todo estaba bien — si me sigues tocando, no voy a poder seguir manejando— ahora el sonrojado era yo.
     ¡Uy! Perdón — quería meter mi cara debajo del asiento de la vergüenza que sentí— por cierto, dobla en la siguiente esquina de ahí son dos cuadras más y habremos llegado. Si es que todavía quieres acompañarme
     Claro que quiero, ¿eres tonto? — extendió su mano para acariciarme.
     Suelo serlo a veces, sobre todo con chicos tan bien parecidos. — en ese momento, recordé el tema que había sonado hacia unos minutos. Era Fallen de Imagine Dragons, era imposible que no conociera ese tema. Leyre era fanática de ellos.
     Llegamos— dije — es aquella casa con el buzón chistoso— sí que lo era.
Estacionó, la calle estaba desierta. Descendimos y nos dirigimos al porche de la casa. Mark parecía tranquilo, solo se dedicó a tomarme de la mano.
La casa estaba vacía. Sara vive sola pensé, pero mi mente quedo bloqueada cuando Mark que hasta ese momento parecía tranquilo, me estampo contra la puerta que acababa de cerrar.
Sus manos empezaron a deslizarse por debajo de mi playera recorriendo  apresuradamente mi abdomen hasta llegar a la bragueta de mi pantalón, sin mas comenzó a acariciar mi miembro a través del pantalón. Nuevamente volvi a gemir. No quería mas juegos quería que estuviera en mí.
 Su boca jugueteaba con la mía. Me quito con rapidez la playera. Mis manos bajaron apresuradas al cinturón de su pantalón que con impaciencia desabroche.  Me tenía sujeto del cuello y me besaba con impaciencia. Su cuerpo pegado al mío irradiaba calor. Lo empuje hasta el sillón, ya no podía llegar a la habitación. Su erección ya era notable sin que bajara la cremallera de su pantalón. Mis manos impacientes llegaron a su bóxer; me sorprendí de solo verlo, al fin y al cabo era cierto eso que lo excitaba.
Mark no hizo otra cosa que mirarme mientras tomaba su  pene con mi mano y lo acariciaba con la idea de darle placer. Tenía la imperiosa necesidad de llevarlo a mi boca y jugar con él un buen rato. Estaba realmente sorprendido de lo grande que era y sabía que lamentaría con placer cuando estuviera dentro de mí.
Mark gemía y eso me calentaba cada vez más. Me sujetaba por el pelo y me presionaba cada vez más sobre su miembro y eso me molestaba, un poco.
     Voy a acabar— por un momento pensé tan rápido — sal
     No,  no lo haré— Mark me miro sorprendido. No lo hacía con cualquiera, pero con él me nacía, había algo en Mark,  me volvía loco.
Me sentí decepcionado por un momento ya que al parecer solo él la estaba pasado bien, yo sentía que algo más faltaba y entonces: me tomo del cuello y me atrajo hacia él, me beso con desesperación. Lo atraje hacia mí y sin más preámbulos me desabrocho el pantalón que era demasiado ajustado. En menos de un segundo su cuerpo estaba sobre el mío. Me miro con compasión, como pidiendo permiso para entrar en mí.  Mi cuerpo pedía a gritos que entrara. Su pene era demasiado grande y no dude en gritar cuando entro. Pero ése grito se hacía cada vez más ligero con cada envestida. Hasta que se fue transformando en un ligero y ardiente placer. Hacía rato que no tenía tan buen sexo. Me apretaba  contra su cuerpo. Mis piernas flaqueaban abiertas ante él.
Mark no dudo ni un segundo y me tomo por la cintura atrayéndome cada vez más a él. Entraba y salía con firmeza. El ejercía su poder sobre mí. Y eso me encantaba. Sentía que en cualquier momento él iba a estallar. Susurraba mi nombre y eso me ponía más duro, amaba que dijeran mi nombre con cada embestida. Eso quería decir que en ese momento solo pensaba en mí y en nadie más. Era completamente mío. Maldije cuando ya estaba por acabar nuevamente y yo no lograba llegar al orgasmo. Sin más vueltas tomo con su mano derecha mi pene y comenzó a friccionarlo y entonces sentí ese cosquilleo en la parte baja de mi pelvis.
La bocanada de aire exhalada por ambos se transformó en un grito al unísono. Fue el mejor polvo que había tenido.
Los dos estábamos exhausto y nos tiramos completamente desnudos y sudorosos, sobre el sillón, ya eran más de las cinco de la madrugada y sabía que Sara no tardaría en llegar.
     Me tengo que ir— se incorporó, tomo sus pantalones y se los puso a las apuradas.
Lo mire por un buen rato mientras se paseaba medio desnudo y lo admiraba realmente era hermoso. Su cuerpo era escultural y tenía un hermoso trasero. De esos que te dan ganas de morder. 
     Te puedo llamar. — su voz se había cargado en una pregunta que era casi obvia.
     Sí, creo que es una respuesta obvia. — me mordí el labio de solo verlo allí parado frente a mí. Ya se colaba la claridad matinal por la ventana de la sala y podía ver sus ojos celestes que me miraban casi al desnudo. Nos pasamos los números de celular, prometiendo que en unos días nos volveríamos a ver. Lo acompañe hasta la puerta, solo llevaba mis bóxer puestos así que no quise salir a la puerta, no quería que los vecinos de Sara me vieran. Aunque pensándolo bien ya nada me importaba.
Cuando todo parecía indicar que sería un “nos vemos luego” dado la distancia que Mark adopto. Me sorprendió nuevamente con un  beso y sus manos traviesas hacia mi cuerpo. Lo aparte porque sabía que si seguíamos así volveríamos a la batalla campal del sillón. Lo deseaba, pero sabía que Sara volvería pronto. Lo mire mordiendo mi labio superior y el me guiño un ojo.  
     Te llamo— me dijo, mientras yo cerraba la puerta de la casa.
Esa fue la última vez que lo vi, al menos en esa semana que apenas comenzaba. No me llamó, tampoco en la siguiente y cuando ya comenzaba a perder las esperanzas, me sorprende con un llamado fugaz, el día sábado,  por la mañana.  Hable rápido ya que en mi casa las paredes oían y no tenía ganas de que mi madre me montara un circo por una llamada telefónica de un hombre.
Se lo oía como en sollozos y supe que estaba hablando en algún lugar a escondidas.
     Hola bebe— me sorprendió cuando pronuncio la palabra “Bebe” con tanta normalidad, como si las dos semanas no habían pasado y nos habíamos visto a penas hacia unas horas.
     Hola— dije cortante
     Sé que estás enojado, lo entiendo pero estas dos semanas que pasaron fueron pésimas, para mí. Tú entiendes— no realmente no entendía, pero bueno opte por callar. — los exámenes y las horas en el hospital, tu sabes. —
     Mmm, sí. — dije — está bien no tienes que darme explicaciones, pero mínimo un mensaje de texto,  ya que creo que no todos los días estás con un chico y éste chico se traga tu mierda para darte una buena noche. — de golpe un tono de histeria se alojó en mí y no pude controlarlo— sé que no somos nada, pero un mensaje de al menos “estoy bien, gracias por la noche que pasamos” o no sé “estoy vivo, no me raptaron los ovnis “—aclare mi garganta — Mínimo eso.
     Perdón— su voz era melancólica — ¿Cómo puedo compensarte? — si lo estuviera viendo juraría que ponía cara de cachorro.
     No tienes que hacer nada, el daño ya está hecho
     Vamos, debe haber algo que quieras— dude en decirle que me había herido, pero me dolía que no estuviera conmigo. Solo quería estar con él
     A ti,  te quiero— una vez que lo dije pensé fríamente y me quise morir. Fue una milésima de segundo en donde todo se había ido al demonio, le había expresado un sentimiento a una persona que apenas conocía.
     Oh, no me digas eso ahora— su voz se apagó y con eso se fue la esperanza de que él correspondiera lo que yo sentía.
     Mira, Mark. —sentía como mi corazón se hacía pedazos, parecía descabellado pensar que sentía algo tan fuerte por un tipo que apenas conocía. Tenía muy poca experiencia en relaciones amorosas o casuales.  Con mis diecinueve años de edad solo había tenido dos hombres en mi vida y él era el tercero. — yo no busque esto, tú te acercaste a mí, tú te me insinuaste y terminamos en la casa de mi amiga teniendo el mejor polvo que he tenido en mucho  tiempo. Si realmente creíste que podías jugar conmigo, pues te equivocas. — el error había sido mío, había pensado que podía manejar el juego. Pero no fue así
     No digas eso, yo la pase muy bien y quiero volver a verte— se produjo una pausa y entonces escuche lo que sospechaba, una voz — mira te parece si nos vemos en dos horas en la cafetería del centro, quiero hablar contigo— la voz se hacía cada vez más cerca y podía notar su impaciencia y nerviosismo al respirar por el parlante del móvil. — <“Mark, cariño”>—dijo la mujer que se aproximaba cada vez más a donde se encontraba Mark
     Mark, creo que no — dije, lamentándome y a la vez felicitándome por no flaquear.
     Vamos, solo serán un par de horas, muero por verte  se lo notaba ansioso y deseoso de que lo que decía era cierto.
     No sé— dije dudando.
     Vamos te veo en dos horas— y cuando estaba colgar y decir adiós— Por favor, muero por besarte y hacerte mío — esa última frase me hizo caer nuevamente en sus redes. Por un segundo olvide la voz de esa mujer que lo llamaba y no quise saber quién era. No me importaba, sabía que esa noche había sido mío. Al menos en cada pasional embestida decía mi nombre.
     Ok— dije fríamente — pero no me dejes colgado
     No, eso jamás
Colgó y mi cabeza comenzó a dar vueltas. Finalmente luego de dos horas nos encontramos en el café. Como era de esperarse terminamos en un departamento del centro. Por la apariencia supuse que era de él. Había fotos y recuerdos por todos lados pero nada que indicara que una mujer hubiera estado allí.
Volvimos a tener sexo y dios mío sí que sabía lo que hacía.  Y que bien mentía.  Todavía recordaba el “es la primera vez que estoy con un chico”.  Su forma de llevar adelante la situación me indicaba que yo no era el primero. Sabía cómo tratarme y lo que me gustaba. Pasaron varias semanas y en ellas nos vimos en numerosas ocasiones. Siempre en su departamento y en horarios de diferentes. No fue hasta que paso un mes que llevábamos viéndonos que comencé a notar cosas extrañas que antes quizá no quería ver. Fue entonces cuando una mañana saliendo de la universidad junto a Sara, lo vi pasar. Claramente no estaba solo, en el asiento del acompañante estaba una mujer. Si no fuera por la escena de besos apasionados que observe desde la esquina mientas el semáforo cortaba para darle el paso. Hubiera pensado que podía ser un familiar. Entonces comprendí todo. Era su mujer o su novia.
Pasaron dos días hasta que volvió a llamarme y se había puesto insistente con verme, me negué. No hizo otra cosa que aparecer en la puerta de la universidad. Lo ignore entrando al auto de Sara.  Esa semana no se cansó de llamarme hasta que finalmente lo antedí y le dije: “que no quería verlo más, que sabía que se iba a casar que me había enterado. Que no me molestara más. Porque si seguía haciéndolo iría a hablar con su novia”. El me juro que no era cierto, que esa historia había terminado. Pero ya era tarde, yo estaba cansado de toda la mierda que estaba viviendo y ya había pensado en irme.
Se había calmado y parecía que había comprendido hasta hoy.
     Ya te dije Mark, no estoy en casa y no me vuelvas a llamar— le conteste 
     Eric, no sé cómo rogarte ya para que me perdones, quiero estar contigo — sollozaba — no voy  a mentirte más, la deje no quiero estar más con alguien que no amoTe amo— fue suficiente—
     No me llames, no me mandes mensajes, no se te ocurra buscarme, haz de cuenta que solo fui una aventura más de las que ya tuviste, no quiero saber de ti. Me fui de mi casa y no voy a volver— el gusto salado de mis propias lagrimas me indicaron que por alguna razón había comenzado a llorar. — déjame en paz— Corte el teléfono y bloquee su número.
Trate de tranquilizarme, volví a ponerme los auriculares e intente comenzar a leer nuevamente “Historia de dos ciudades”. Pero fue inútil, las lágrimas no cesaban y un nudo se había apoderado de mi estómago incapacitándome de poder respirar.  Mire entonces por la ventana y vi que solo faltaba una estación para llegar. Respire hondo y me dije a mi mismo que no volvería a involucrarme así con otro hombre. Al menos otro que no tuviera en claro lo que quería. Ya tenía demasiado con mi histeria.
El sol estaba realmente fuerte al menos eso se sentía a través de las ventanas del tren. Me di cuenta que era hora de bajar. Tome mis cosas y cuando estaba dispuesto a bajar del tren. La torpeza pudo más y caí de bruces con todo el equipaje: un bolso de mano y la mochila, sobre un muchacho que estaba subiendo al tren. Llevaba pantalones negro, playera blanca y una campera de cuero.  No pude evitar mirarlo y me quede prendado de sus ojos azules y su cabello negro.  Era condenadamente sexy.
     Estas bien— me pregunto luego de ayudarme a levantarme — por poco te matas—
     Sí, estoy bien— no podía quitar la mirada de sus ojos y esa hermosa sonrisa — Perdóname tu, a mí. — levante mis cosas del suelo y el me paso la mochila que había quedado en su mano. — a veces soy demasiado torpe — él se rio
     No seas tan injusto contigo mismo, a veces suele pasar uno no ve por dónde anda… y ¡Zas! Cae al suelo — su rostro me era familiar y sabía que esos ojos extrañamente azules los había visto antes— bueno si todo está bien, nos vemos—
     Oh si, perdón — volví a decir nuevamente — por cierto soy Eric— baje del tren y la puerta comenzaba a cerrarse—
     Owen — dijo y la puerta finalmente se cerró y el tren comenzó a andar.
Su nombre comenzó a viajar por mi inconsciente colectivo y allí estaba dando vueltas intentando encontrarle un rostro y así fue… año 2011 verano, el mismo rostro un poco más aniñado que ahora pero con la misma perfecta sonrisa se hizo presente en el porche de la casa de Leyre. Owen, su mejor amigo.

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